Son más de 7000 hectáreas adquiridas en 2009
Diputados que investigaban la causa accedieron al expediente que, firmado por el gobernador Miguel Saiz, detalla que se pagaron sólo $ 153 por hectárea en una zona glaciar de El Bolsón, donde nacen varios ríos provinciales.
Horas después de que el gobierno anunciara el envío al Congreso de un proyecto para detener la extranjerización de tierras, se conocieron los detalles de la entrega de 7080 hectáreas que el gobierno del radical Miguel Saiz hizo en 2009 a un grupo belga, pero con una particularidad: la zona es de glaciares e incluye en sus márgenes parte del cerro Carreras, accidente geográfico de 2200 metros de altura en el que nacen buena parte de los ríos que riegan la provincia. Los legisladores Luis Bardeggia y Luis Bonardo, del Foro Rionegrino, recibieron la semana pasada y luego de haber pedido informes a la provincia, el expediente 41.850 que incluye los detalles de la entrega de 7080 hectáreas fiscales en la zona de El Bolsón a la empresa belga Burco, que en la región es dirigida por Hubert Gosse. “Allí se comprueba que el gobierno de Saiz entregó las tierras, las cuales fueron pagadas al valor irrisorio de $ 1.085.425, lo cual equivale a unos $ 153 la hectárea”, explicó Bardeggia a Tiempo Argentino, y agregó que, además, “dentro de la propiedad está buena parte del Cerro Carreras, con glaciares y bosques nativos”.
Concretamente, Burco –que según su web se dedica a “proyectos vacacionales de lujo situados en entornos naturales únicos”– compró una reserva de agua dulce. Es que en el cerro nacen los ríos Chubut, Pichileufú, Foyel y Villegas. Los dos primeros de las vertientes del Atlántico, y los dos últimos del Pacífico.
“Todo esto nosotros lo suponíamos, pero ahora hemos logrado comprobar quién es la empresa y cómo se entregó el patrimonio”, señaló Bardeggia. La historia de la entrega roza el escándalo: en 1955, el poblador Francisco Soria le solicitó al Estado ser considerado legítimo ocupante. Cuando en 1982 fallece, el reclamo lo sigue su hijo, Ignacio, quien logra en 2003 que la provincia le otorgue ese estatus. En septiembre de 2004, el hombre manifiesta repentinamente que quiere vender la tierra, sin considerar que no era propietario sino un mero ocupante. Y aquí aparece Burco. A través de la empresa El Talismán SA (que ahora se sabe que es de los belgas), pide los derechos de ocupación al mismo tiempo que Soria se ofrece a vender. Once días después, la Dirección de Tierras autoriza la transferencia. En 2005 y en tiempo récord, mediante la disposición 169, el gobierno de Saiz materializa la entrega.
Pero hay más: poco antes de escriturar, Burco absorbe a el Talismán SA, y para despegarse del problema, en 2006 traslada la propiedad a otra sociedad anónima, que es Estancia Río Foyel, la actual propietaria, y que es conducida por el apoderado de Burco. El paraíso entregado a los belgas, corriendo a propietarios de la zona por monedas, fue comprado por poco más de un millón de pesos, pero los actuales dueños la tasaron en U$S 1,75 millones. Burco tiene negocios en Bélgica, Francia, Polonia, Hungría, Inglaterra, y Chile, llegó al país en 1993 con el country Arelauquen, en Bariloche, y en 2008 se extendió a Mendoza, con un centro turístico al pie de la cordillera. Además, tiene cuatro islas en el río Paraná y campos en Chubut.
Los diputados provinciales presentaron una denuncia penal contra la Dirección de Tierras de la provincia, por violación a la Ley 279 (de Tierras). “Con la ley nacional, esto nunca hubiera ocurrido”, concluyó Bardeggia y elogió el proyecto que ingresó al Congreso el miércoles, al decir “que es el compendio de las ideas pensadas por todos los partidos políticos”.
Mientras tanto, la ley para proteger el suelo argentino de la extranjerización avanza: el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, convocó ayer para el 12 de mayo al Consejo Federal Registral para analizar, en conjunto con las jurisdicciones provinciales, la creación del Registro Nacional de Tierras Rurales. Es el primer paso en el camino a recorrer para saber quiénes son los propietarios de la tierra.(FUENTE: Tiempo Argentino)
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