Sara Itkin ama las plantas. Las estudia desde hace más de dos décadas, es médica generalista, naturista y autora del libro “Plantas de la Patagonia para la salud”. Trabaja actualmente en Bariloche fomentando la revalorización del saber popular para la reconstrucción de estilos de vida saludables. Por eso, es la elegida, la primera, para inaugurar la sección “Patagonia mágica” que tiene como objetivo difundir el creciente interés que cada vez más habitantes del sur argentino tienen por una forma de vida alternativa, más sana y saludable, que busca entrar en armonía con el Universo y la naturaleza que los rodea.
¿En qué consiste la medicina naturista?
No podemos estar en salud si no estamos en armonía con el medio ambiente. La medicina naturista podría decir que es la medicina mas antigua que existe. Se basa en el uso de las plantas para la salud. Esos elementos pueden ser el fango, el agua, el aire. Para mi es gustoso porque ser naturista y difundir la medicina naturista es tambien difundir mi forma de vida. Yo soy naturista, mis hijos son naturistas, entonces creo que puedo hablar tambien desde la experiencia personal.
“Ya hace muchos años, más o menos 25 años que soy vegetariana, que no consumo medicacion alopática. En mis niños tambien lo practico, tengo tres niños que nacieron en casa y nunca consumieron medicación alopática, que han tenido problemas de salud, y he podido ayudar a resolverlos a través de las plantas y de la alimentación”.
“La alimentación es un pilar fundamental de la medicina naturista. El alimento tiene que ser un alimento de la zona, fresco, en lo posible orgánico y lo menos procesado posible, es decir libre de aditivos químicos”.
¿Se pueden tratar determinadas enfermedades a través de las plantas?
Viene mucha gente con un problema de salud y que no encontró respuesta en la medicina convencional. O viene con un problema de salud buscando una solución más natural. Estamos en una etapa en la que la gente descree mucho del sistema alopático que tapa todo con la pastilla. Hoy, gracias a Internet hay un montón de información y las plantas y los alimentos nos ayudan a ir al origen del problema. Si hay una deficiencia nutricional o algún otro problema de salud, el alimento va a aportar los nutrientes para mejorarnos y las plantitas van a actuar por sumatoria de virtudes. Las plantas no son nuevas, se usaron desde que el primer hombre está en la tierra.
“Siempre sugiero que la gente transforme el jardín en un botiquín natural y la alacena en otro botiquín, en la medida en que la gente tiene jardín y le gusta, eso suma a la terapia. De eso se trata, de volver a reencontrarnos con la naturaleza. Somos naturaleza. La curación tiene que ver con la afinidad con el lugar, sembrar o recolectar la plantita. Si no se puede, se compran las hierbas. Aconsejo usar las formas más simples, infusiones, decocciones, tinturas, jarabes, y en algunas situaciones iremos a preparados un poco mas complejos como extractos secos”.
“Las plantas nos sanan con los aromas, con los colores. Por ejemplo, el color de las rosas nos alegra, entonces cada uno en su jardín sabe que algo de eso sucede. Fomento la posibilidad de cambios alimenticios. A veces pequeños cambios es mucho”.
¿Ese proceso de cambio es largo?
Hay que tomar conciencia en los cambios de hábito. Uno está acostumbrado por una cuestión cultural de la industria del mercado, que nos mete, café con leche, tostadas y mermelada o medialunas a la mañana. Y el cuerpo a la mañana necesita alimentos mucho más sutiles. El cuerpo necesita frutas, una infusión. Entonces hay que empezar por esos cambios. Empezar a dejar alimentos con excesiva cantidad de aditivos y empezar a cocinar en casa. Son pequeños cambios que hacen mucho, empezar a disfrutar el sabor genuino de los alimentos, cocinar al vapor, en vez de excesivos fritos. Buscar un equilibrio, incorporar alimentos que son desconocidos y que no están en el supermercado.
“Insisto siempre en poder recolectar plantas silvestres como comestibles, ya que vivimos en un lugar de privilegio, donde abunda la naturaleza, por suerte no hay agro tóxicos. Hay una planta, por ejemplo, que es maravillosa, que es el diente de leon. Para algunos es considerada una maleza, pero es una planta con muchisimas virtudes. La flor tiene lecitina, y es lecitina con diente de leon, no de soja. Entonces podemos comer la flor y va a ayudar a nutrir nuestro cerebro y proteger el higado. Las hojas, limpian el higado, nuestros intestinos, riñon, fortalecen nuestra salud y las tenemos a mano”.
¿Cuáles son los grandes cambios que has visto pasar por el consultorio?
He visto mejorar enfermedades crónicas, problemas reumáticos, problemas de hipertensión. Enfermedades como artritis reumatoidea, esclerosis múltiple, diabetes, las alergias. Muchos chiquitos considerados asmáticos, por ejemplo, se sanaron con una buena alimentación y con el aporte de las hierbas y dejaron una medicación que aparentemente iba a ser para toda la vida.
¿Cómo fue tu proceso de cambio?
Yo empecé trabajando en Neuquén, en salud publica. Siempre me gustaron las plantas y cuando terminé mi residencia en medicina general, me vine a la provincia de Neuquén a hacer una experiencia en comunidades rurales y campesinas y me sorprendió el saber popular. La gente sabía muchísimo sobre plantas y allí pude entender que el único saber válido no era el mío. Ahí empezó entonces para mi esta historia de poder compartir saberes. Ese saber es transmitido de boca en boca. Fue eso lo que dio pie a que las grandes investigaciones científicas encuentren las plantas que la gente usaba, y las transformen luego en fármacos. Tal es el caso de la aspirina, por ejemplo, que fue extraída del sauce. A medida, entonces, que fui probando y estudiando las plantas, vi que los efectos eran mucho mejores. Por eso, siento que las plantas son maravillosas, que actuan por sumatoria de virtudes, que tiene muchos menos efectos indeseables que la medicación alopática y que, si se usan con sentido común, no va a haber toxicidad.
(FUENTE: TIEMPO ARGENTINO)
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